domingo, 28 de junio de 2009

Hogueras en la Noche de San Juan


Querrán ustedes creer que en la noche del martes, día 23, al miércoles, mientras me dirigía al casco antiguo por la calle Los Molinos, me crucé con una mujer esbelta, de formas redondeadas y cabellos largos, muy largos. Ambos nos saludamos cordialmente y continuamos nuestros caminos, si bien, por eso de haber dado el reloj del Ayuntamiento la primera campanada del nuevo día, no pude evitar girarme y echarle un último vistazo. Tremenda casualidad cuando ambos coincidimos en nuestras miradas robadas, quedándome petrificado por saberme descubierto y no encontrar justificación a tan desconfiada actitud. Ella, sin titubeos ni malos gestos, dominando la situación me pidió que me acercara a la par que iniciaba su aproximación hacia mí. Y me preguntó...
- ¿ Por qué me has mirado?- dulcemente, aunque con mirada incisiva.
- Discúlpeme señora. Simplemente me ha resultado extraño encontrarme con usted a estas horas de la noche.
- No es extraño. Es la hora perfecta para pasear por las calles mientras todos duermen. Nada de ruidos ni interferencias, quietud total. Momento ideal para disfrutar de tan importante momento en una noche como ésta.
- Importante momento, ¿ por qué?-. A mí sólo me parecía una noche como otra cualquiera.
- Porque ya ha pasado la media noche y hemos abandonado el equinoccio de primavera para adentrarnos en el solsticio de verano. A partir de aquí, los días irán reduciendo su luminosidad y el sol perderá poco a poco su fuerza, debilitándose hasta llegar al equinoccio de invierno en el que volverá a fortalecerse.
- ¡Ah!. Pues no lo sabía-. Y quise cortar una conversación que olía a rareza y desequilibrio mental. – Hasta luego-, y quise abreviar la despedida.
- ¿No sientes curiosidad de por qué te digo esto?
- La verdad es que me resulta extraño, pero tampoco me quiero meter en sus asuntos- aquella conversación se embarullaba por momentos y quería zanjarla de inmediato.
- No te pongas nervioso ni te asuste. Nunca te haría daño, pero sí te puedo enseñar algo que tu no conoces-, dijo pareciendo adivinar lo que a mí me pasaba en esos momentos por la cabeza.
- No estoy nervioso-, aunque mi gestos compulsivos decían todo lo contrario. –Dígame...
- Hoy es la noche de las hogueras de San Juan. En ellas se queman todo lo que desprenda energías negativas. El fuego purificador las destruirá para dejar sólo las energías del bien, de lo positivo. Al mismo tiempo, el calor que desprenden las hogueras ascenderá hasta llegar al astro sol para darle mayor fuerza en su ciclo de debilidad.
- Y usted...
- Efectivamente, como cuentan las leyendas, yo soy una de esas brujas que he venido esta noche a Hornachuelos a purificarlo de todas sus energías negativas.
- ¿Y cómo sabe usted dónde están esas energías?.
- Tú no las puedes ver, en cambio yo sí. Todos tenemos áurea alrededor nuestra que desprende una luminosidad especial cuando lo negativo supera a lo positivo. En cierto modo, todos podemos detectarlo de una forma u otra.
- ¿ Y dónde hará la hoguera?, le pregunté realmente interesado por verla.
- Esta noche haré una hoguera en el interior de todas aquellas personas que crean en la magia de la Noche de San Juan para purificar sus malas energías, Y mañana, cuando se levanten, se sentirán mejor al desprender bien en sus acciones en lugar de mal. También ellas recibirán el bien de otras personas purificadas y sus vidas serán más productivas y relajadas en paz con todos y consigo mismas...

A la mañana siguiente me levanté y recordé lo sucedido hacía tan sólo unas horas. Intenté recordar los rasgos físicos de aquella mujer y no lograba imaginar su cara. Quizá todo fue un sueño, una fantasía, un deseo... lo importante es que en la noche de San Juan quemé mis malas energías para empezar de nuevo. Sueño... realidad... qué más da. Hoy me siento mejor.

martes, 23 de junio de 2009

Presentación de Ahechadero


Haciendo uso de “Publica tu texto”, AHECHADERO se nos presenta mediante este bonito texto del que mucho podemos y debemos aprender.


Hasta mediados del siglo XX el oficio de labrador tenía una gran importancia en la sociedad.
Por cierto, labrador, es una palabra en desuso, pasada de moda. Es más actual agricultor, pero a mí lo antiguo me gusta.
Preparaba la tierra con el arado, sembraba el trigo, eliminaba las malas hierbas, segaba, trillaba, cribaba. Y el resultado de tanto esfuerzo llegaba a los molinos para transformarse en pan. En el alimento básico del pueblo, a menudo hambriento.
Todas las fases de este proceso, de este milagro, son importantes pero me fijaré en una… en cribar, en ahechar.
En nuestra mente debemos preparar un lugar que nos servirá de ahechadero. En él escogeremos las buenas semillas y eliminaremos las malas.
El labrador nos hace llegar todo el grano. Sin distinguir al que nos dará alimento y nos hará crecer y al que contaminará nuestro cuerpo.
Unas veces “el labrador”, somos nosotros mismos, que con nuestros pensamientos aportamos buenos y malos granos.
Otras veces “el labrador”, son los demás, que consciente o inconscientemente nos traen trigo y malas semillas.
Pongamos en funcionamiento nuestro ahechadero. Eliminemos esos malos pensamientos, esas malas semillas, porque al final nos harán daño.
Una vez cribado el trigo, hagamos pan... y creceremos.

miércoles, 10 de junio de 2009

Concierto. Dedicado a Frayjuandelapuebla.




Paseando por esa Córdoba tan poco frecuentada por los cordobeses… por esa Córdoba rural incrustada en el corazón de la urbe de avenidas y parques, grandes superficies y modernos edificios.
Harto de andar soportando el peso de las basuras y desechos laborales que se acumulan en mis pensamientos, de soportar los escombros de ruinas que se desmoronan por la cotidianeidad y el desengaño... me dejo caer sobre un asiento de piedra resguardado del sol por la sombra de un naranjo.
Dejo reposar la mirada a los pies de la Catedral-Mezquita y me abandono a olores, colores y sonidos que mecen suavemente mi espíritu intranquilo hasta sosegarlo y descansarlo. Siglos sintetizados en minutos o minutos de muchos siglos.
A mi izquierda una guitarra derrama melodías de frescas notas que corren por mis pies. A mi derecha el Guadalquivir interpreta la mejor de las canciones. Al frente voces musulmanas, anglosajonas y asiáticas que diversifican el Patrimonio de mi pensamiento. En el aire repiquetear de campanas para festejar el momento.
Magnífico concierto del que, aquí en Córdoba, podemos disfrutar los cordobeses, pero que no lo hacemos.
Para la semana próxima ya he comprado la entrada para otro grandioso concierto en el que se interpretará: Sinfonía de la naturaleza. En el auditorium Sierra de Hornachuelos. Estáis todos invitados.

miércoles, 3 de junio de 2009

Campaña electoral


Estamos en plena campaña electoral europea. O, quizá, deberíamos decir que nos encontramos en plena campaña de desprestigio de los que a ella se presentan. Los espacios televisivos reservados a las diferentes candidaturas nos muestran a líderes que dedican los valiosos minutos en pantalla a exponer el mal trabajo de otros y a la descalificación de sus rivales como principal argumento. Es altamente desalentador no poder oír a un político hablar de sus programas, de sus proyectos, de sus soluciones en lugar de dedicarse a acusar en base a... Las campañas electorales se han convertido en rápidos juicios partidistas cuyo veredicto vendrá dado en número de votos.
Ojalá el domingo cuando vayamos a ejercer nuestro derecho al voto, también nuestra obligación, sepamos ser responsables con nuestra decisión. Protejámonos de la influencia de las miserables mañas electorales que intentan hacerse con el control de nuestra decisión por medios no muy democráticos.
¡Pero votad!.