miércoles, 25 de agosto de 2010

¿Desubicados..?


Una pregunta me suscita la reflexión esta bella noche de agosto con la luna a punto de plenilunio por testigo.
¿El ser humano necesita de un entorno propicio para su mejor desarrollo personal?
Desde mi punto de vista es evidente que el hombre necesita ubicarse en un terreno de juego que le ofrezca, cuando menos, posibilidad de desarrollarse en el más amplio sentido de la palabra. Es cierto que la capacidad de adaptación al medio nos permite sobrevivir en muy desfavorables circunstancias, sin embargo, difícilmente podemos prosperar en lo personal cuando nos vemos obligados a adaptarnos a unas condiciones que nos coartan la libertad de acción y, por consecuencia, de desarrollo.
Sé que a muchos de vosotros se les está ocurriendo en estos mismos instantes el ejemplo de: -la libertad en el hombre es inalienable. Ni siquiera las rejas o la opresión podrán encarcelar el alma. La libertad está en nosotros-. Igualmente podríamos aplicarlo al desarrollo personal del individuo, ¿verdad?
Contrariamente, yo insisto en la necesidad de rodearnos de un entorno favorecedor que, al menos, nos permita obtener la materia prima, aunque después nos cueste esfuerzo y sudor moldearla a base de vueltas en el torno. Sólo así se explica que alguien, cuyos treinta primeros años han trascurrido en un mismo lugar, haga las maletas para irse a un nuevo destino en el que cambiar radicalmente su manera de vivir.
El Mundo es un escaparate de realidades de diferentes tamaños y formas. Partiendo de ahí, sólo nos queda dos opciones: probarnos unas y otras hasta encontrar la que mejor nos quede. O quedarnos con la nariz pegada al cristal mientras otros se comen la piruleta.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Nunca dejes de soñar


Ayer me dijeron que era un soñador. Y que los soñadores suelen vivir en realidades de ficción para dar la espalda a su triste realidad. En definitiva, que vivimos en pura ingenuidad mientras nos cegamos a la verdadera realidad.

Amigo mío, sí, es cierto, soy un gran soñador. También es cierto que los soñadores vivimos alternando la realidad con la ficción, o, mejor diría yo, intentando que ese sueño transgreda la frontera de la irrealidad para, así, poderlo hacer tangible y poderlo disfrutar. Quizá para algunos los sueños, sueños son. Para mí, los sueños son como esas pepitas de oro que muchos buscaron en los ríos; como esa fuerte inversión que dedicas a sacar adelante tu proyecto; como ese maratón que empiezas sólo por tener alguna posibilidad de cruzar cuarenta y dos kilómetros después la meta.
A riesgo de vivir una falsa realidad, seguiré soñando.

…anoche, recostado sobre el cuero negro de una flacucha camilla, soñé despierto. Y soñé que por un momento tuve el poder de vencer a la muerte; que con un breve gesto concedía la vida a quien expiraba su último hálito de esperanza; que con ese mismo gesto devolvía el marido a una viuda, los padres a unos huérfanos. También soñé que borraba la tristeza de las caras afligidas por el dolor y secaba las lágrimas que brotaban de la desesperación.
A los pocos minutos desperté, de mi sueño despierto, sintiéndome poderoso, satisfecho, emocionado. Teniendo la sensación de que había repartido un poquito de vida a los que se les extinguía la suya.
Fue tan placentero esa ficción que seguiré soñando cada vez que me tumbe en esa camilla para donar sangre, aunque algunos piensen que solo trato de evadirme de mi triste realidad.
¿Lo has probado tú? ¡Atrévete! “Dona sangre, dona vida”.

domingo, 8 de agosto de 2010

Por qué malgastar el tiempo...


Vuelve a amanecer. Volverá a salir el sol. La vida en su continuo no parar se afana en envejecer el presente que como el agua se nos escapa de las manos. Y, nosotros, viviendo de pretéritos momentos felices nos cegamos para mantenerlos en una actualidad desencajada.
Ha amanecido. Vuelve a salir el sol. El primer albor ha diluido la espesura de la noche. Los ruidos urbanos despiertan las conciencias. Las reflexiones se adormecen y la pura realidad se vuelve tangible. En mi cabeza aún resuenan ecos de las cavilaciones: la amistad es puro mercado de conveniencia; el tiempo no madura el ímpetu del baloncestista; la cordura y la lógica son vilmente atropelladas por la envidia y el egoísmo; la egolatría nos aleja de un futuro mejor…
Y mañana volverá a amanecer. Mañana volverá a salir el sol. Pero, quizá, para alguno de nosotros ya no habrá más amaneceres; ya no habrá más salidas de sol. Y, entonces, cruzaremos el umbral en el que caduquen los arrepentimientos, sin vuelta atrás. Por consuelo, sólo nos quedará renacer en la memoria de algún presente.

martes, 3 de agosto de 2010

Vidas quijotescas


¿Don Quijote no era un caballero ni Rocinante buena montura..? ¿Sancho no era escudero ni Dulcinea la dama de la triste figura..?
Siempre he intentado comprender el significado que Miguel de Cervantes escondió bajo su novela “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha”. Y hace unas noches, sentando con un buen amigo, con el que compartía mil y una batallas de las que a diario nos vemos obligados a librar, pude comprender el verdadero mensaje que Miguel de Cervantes podría haber camuflado tras las andanzas del ingenioso Hidalgo.
Una misma realidad, común a todos, se adapta a cada individuo según su propia apreciación. A partir de esa circunstancia personal, cada cual se verá arrastrado hacia la belleza de su Dulcinea o, por el contrario, deberá encarnizar fiera batalla contra sus propios gigantes.

-Y en verdad te digo, Amigo, que esta noche velaré armas para mañana ser armado caballero. Y, como el caballero de la triste figura, a lomos de Rocinante me enfrentaré contra los gigantes seguro de mi hazaña y sin miedo a las opiniones burlescas de los que no pueden ver más allá de vulgares molinos de viento. No busco ínsulas algunas, sino la grandeza de la victoria o la sabiduría de la derrota.

Querido Amigo, mejor loco hidalgo que cuerdo sirviente de la prudencia.