Llegamos al final del verano. La Providencia se ceba en la estación estival para hacernos llegar prematuramente, sin aviso y a todo dolor un otoño de hojas caídas, de depresiones, de recogimiento... lo que es peor, de muerte.
En apenas días, la miseria de la enfermedad se empeña en escoger a un elenco de buenos melojos, de los de verdad, para tocarlos con la varita de la desdicha y hacerles la vida imposible a ellos, difícil a familiares y amigos. Los elegidos inician un periplo de subidas y bajadas emocionales extremas que deben ir acompañadas de una constante y denodada lucha por mantener la dignidad del guerrero que reniega de rendición.
A todos me ofrezco para secaros el sudor en el esfuerzo y daros agua que os calme la garganta, no la sed de vida. Me ofrezco para recibir los insultos en momentos de rebeldía e impotencia. Me ofrezco para sentarme en el banquillo de suplentes y sustituiros en todo cuanto esté en mis manos. Todos juntos para gritar “...que es posible”.
Nacer es morir. Morir es aceptar las normas del juego, pero mientras dure jamás debemos pensar en perder, sino en exprimir el jugo de la diversión hasta el último esfuerzo, siempre respetando las adversidades de la partida.
Permítanme que dedique este último espacio a mi amigo Pepe, que hoy ha cruzado la frontera terrenal hacia lo desconocido, pero que en su caso, siempre será celestial y divino.
Quiero agradecerte los muchos y buenos momentos que hemos pasado en el gimnasio compartiendo amor a la lectura, me temo que ahora muchos casos de Agatha Christie se quedarán sin resolver. También me temo que la lectura ha perdido hoy a uno de sus mayores valuarte.
Amigo Pepe, cuando me siente cada noche delante del ordenador para seguir jugando con la ficción que tanto nos hace soñar, siempre tendré presentes los consejos que me diste desde el otro lado del teclado.
Amigo, nos vemos...
En apenas días, la miseria de la enfermedad se empeña en escoger a un elenco de buenos melojos, de los de verdad, para tocarlos con la varita de la desdicha y hacerles la vida imposible a ellos, difícil a familiares y amigos. Los elegidos inician un periplo de subidas y bajadas emocionales extremas que deben ir acompañadas de una constante y denodada lucha por mantener la dignidad del guerrero que reniega de rendición.
A todos me ofrezco para secaros el sudor en el esfuerzo y daros agua que os calme la garganta, no la sed de vida. Me ofrezco para recibir los insultos en momentos de rebeldía e impotencia. Me ofrezco para sentarme en el banquillo de suplentes y sustituiros en todo cuanto esté en mis manos. Todos juntos para gritar “...que es posible”.
Nacer es morir. Morir es aceptar las normas del juego, pero mientras dure jamás debemos pensar en perder, sino en exprimir el jugo de la diversión hasta el último esfuerzo, siempre respetando las adversidades de la partida.
Permítanme que dedique este último espacio a mi amigo Pepe, que hoy ha cruzado la frontera terrenal hacia lo desconocido, pero que en su caso, siempre será celestial y divino.
Quiero agradecerte los muchos y buenos momentos que hemos pasado en el gimnasio compartiendo amor a la lectura, me temo que ahora muchos casos de Agatha Christie se quedarán sin resolver. También me temo que la lectura ha perdido hoy a uno de sus mayores valuarte.
Amigo Pepe, cuando me siente cada noche delante del ordenador para seguir jugando con la ficción que tanto nos hace soñar, siempre tendré presentes los consejos que me diste desde el otro lado del teclado.
Amigo, nos vemos...