Recuerdo la adolescencia como aquella etapa en la que no cesaba de construir sueños que alimentaban mis deseos de sumergirme en la lucha diaria por hacerlos realidad. Después, pasan los años y las fuerzas empiezan a flaquear. Los pequeños fracasos y las decepciones de los choques frontales contra la dura realidad de la vida te debilitan y, poco a poco, casi sin darte cuenta de ello, te vas adentrando en zonas pantanosas y sumergiéndote en un lodo que hace lentos y cansados cada movimiento, cada sentimiento. Tus pensamientos se adormecen y toda tu vida entra en una espiral con alto riesgo de finalizar en barrena hasta caer al agujero más profundo. Todo se vuelve tedioso y desconfiado. Ya no crees en nada, tampoco te importa. Dejas de buscar la salida y te pierdes en el laberinto de la sin razón. Y después…
Lo más peligroso de la caída en barrena es que llega un momento que la velocidad que necesitas para salir de esa inercia debe ser excesivamente alta, por lo que la probabilidad de éxito es mínima. Por ello, es preciso estar atento a cualquier caída y reaccionar rápido para no dejar que se incremente la aceleración de la misma. Todo está permitido y es nuestro deber intentarlo. Olvidemos todo cuanto nos rodea y centremos nuestras fuerzas en nosotros mismos, después, cuando recuperemos la verticalidad emocional y estabilicemos nuevamente nuestra vida, recordemos aquellos momentos adolescentes y aprendamos de ellos para volver a verlo todo con emoción e ímpetu, pero aderezado con la experiencia de lo ya vivido. En fin, la clave podría estar en aprender a renacer cada vez que nos sintamos morir.
Nota: Espero haber captado tu mensaje. También espero que mi reflexión te pueda ayudar en algo.
Lo más peligroso de la caída en barrena es que llega un momento que la velocidad que necesitas para salir de esa inercia debe ser excesivamente alta, por lo que la probabilidad de éxito es mínima. Por ello, es preciso estar atento a cualquier caída y reaccionar rápido para no dejar que se incremente la aceleración de la misma. Todo está permitido y es nuestro deber intentarlo. Olvidemos todo cuanto nos rodea y centremos nuestras fuerzas en nosotros mismos, después, cuando recuperemos la verticalidad emocional y estabilicemos nuevamente nuestra vida, recordemos aquellos momentos adolescentes y aprendamos de ellos para volver a verlo todo con emoción e ímpetu, pero aderezado con la experiencia de lo ya vivido. En fin, la clave podría estar en aprender a renacer cada vez que nos sintamos morir.
Nota: Espero haber captado tu mensaje. También espero que mi reflexión te pueda ayudar en algo.
Foto.- Atardecer en el embalse "Retortillo".
Muy buena la reflexión de "Cada atardecer dará paso a un nuevo amanecer", creo que le llegará a muchas personas que se encuentran en una situación muy parecida y seguro que le ayudará.
ResponderEliminarRAFA, TU REFLEXIÓN ME RECUERDA UN POCO A LA HISTORIA DE TODOS CONOCIDA DE DRÁCULA.
ResponderEliminarNO VOY A ABUNDAR EN ELLA PORQUE YA SABEMOS EL PRINCIPIO Y EL FINAL, SÓLO QUIERO HACER UNA REFLEXIÓN SOBRE LA MORALEJA DE DICHA NOVELA Y ES QUE HAY UNA SERIE DE VALORES Y DE SENTIMIENTOS, QUE PUEDEN SOBREVIVIR AL TIEMPO E INCLUSO A LA MUERTE, Y QUE HAY QUE AGARRARSE A ELLOS SIEMPRE, PERO SOBRETODO CUANDO TE ENCUENTRAS EN LAS ESPIRAL DE LA QUE HABLAS.
CARLOS
Carlos, la mayoría de las reflexiones que podrás leer en el blog no pertenecen a la nueva novela(salvo la reflexión del cuervo). Sin embargo, sí es cierto que en la novela estoy intentado incluirle, a la ficción, reflexiones y comentarios que le den un cierto toque de actualidad y que el lector, además de divertirse con ella, pueda sacar conclusiones que le puedan ayudar en su quehacer cotidiano.
ResponderEliminarEn tu comentario dices que hay valores y sentimientos que siempre sobrevivirán. Y es cierto. Sin embargo, lo que yo he intentado transmitir es que lo importante es hacer uso de ellos en los momentos precisos y no dejarlos olvidados.
P.D. He recibido tu comentario con muchísima ilusión. Un abrazo de tu amigo Rafa
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