
Ayer andábamos celebrando la presentación del bello poemario de Eugenia, “Todo ser es una gota de rocío”, cuando, Manolo, un amigo de Mesas del Guadalora, me recriminó mi espaciada cadencia de escritura en el blog. Ciertamente supuso para mí una muy grata sorpresa enterarme de que mi humildes letras llegaban más allá de los que habitualmente me veo obligado a amenazarles para que me lean. Últimamente, pienso que el alocado ritmo de vida que llevamos interrumpe la comunicación entre personas. La falta de entendimiento entre individuos provoca malas relaciones y, por consecuencia, mala convivencia. De repente, cuando todo parecía encaminarse hacia el k-os de la incomunicación, las nuevas tecnologías han hecho resurgir hasta su máximo apogeo la interrelación lingüística entre individuos, cualesquiera que sea su condición.
En estos últimos meses han sido varios Reflexivos a Media Noche los que me han parado para hablarme del blog. Algún desconocido en Palma del Río, un viejo amigo en La Carlota o un también aficionado a la escritura de Almodóvar me han provocado un considerablemente aumento del sentido de la responsabilidad. Siempre pensé que mis letras se perdían por el ciberespacio infinito y, ahora, sé que son leídas.
Querido amigo Manolo, me decías que tú no escribías comentarios porque no te atrevías, ¿verdad? Pues yo te digo que te animes sin pudor ni vergüenza, porque estoy seguro que mucho nos tienes por enseñar, y mucha será la satisfacción que te provocará. Un saludo comunicativo impregnado de amistad.
En estos últimos meses han sido varios Reflexivos a Media Noche los que me han parado para hablarme del blog. Algún desconocido en Palma del Río, un viejo amigo en La Carlota o un también aficionado a la escritura de Almodóvar me han provocado un considerablemente aumento del sentido de la responsabilidad. Siempre pensé que mis letras se perdían por el ciberespacio infinito y, ahora, sé que son leídas.
Querido amigo Manolo, me decías que tú no escribías comentarios porque no te atrevías, ¿verdad? Pues yo te digo que te animes sin pudor ni vergüenza, porque estoy seguro que mucho nos tienes por enseñar, y mucha será la satisfacción que te provocará. Un saludo comunicativo impregnado de amistad.