martes, 19 de mayo de 2009

¿Para qué sirve un poema?


¿Para qué sirve un poema?. ¿Qué ganas leyendo un libro?. ¿Para qué sirve ver un cuadro bonito si nunca podrá superar la nitidez de la realidad?.
Ciertamente es difícil establecer diálogo entre edades tan dispares como son los dieciocho y cuarenta años. Un joven, de los no mal educados, me hacía preguntas que lejos de buscar respuesta solo parecían querer confirmar una opinión consagrada del que las hacía. No queriendo recurrir a una explicación que a él le resultara cursi y ridícula opté por contestarle con sus propias preguntas: ¿Para qué te sirte escuchar música a ese volumen brutal?. ¿Qué ganas vociferando en el graderío de un estadio de fútbol?. ¿Para qué sirve los rebuscados diseños de tu coche?.
Creo que gracias a esas seis preguntas los dos logramos comprender que el arte camina camaleónico a los tiempos. Sólo se trata de saber interpretarlo y entenderlo para disfrutar de él.
Mario Benedetti renacerá en un graffitero, en un compositor o incluso en un futbolista. El arte nunca morirá, sólo se adaptará al reconocimiento del que lo sepa valorar.

8 comentarios:

  1. ¿Para qué sirve un poema? Pues, por ejemplo, para rendir un gran homenaje póstumo a una bellísima persona: a don Mario Benedetti, el cantor blanco del Sur con alma negra de poeta.
    Requiem in pace.

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  2. El encuentro con cientos de mundos que es imposible conocer, dada la fugacidad de la vida, con toda su carga de gozo y aventura es lo que entiendo, entre otras cosas, se gana leyendo un libro.
    ¿ Para qué sirve un poema ? Se necesitarían millones de páginas, millones de palabras para describir para qué sirve un poema. Desde lo más conocido hasta lo más inverosímil. Un poema sirve para vivir, para emocionarse, para comprender la infinitud del tiempo y el espacio, para comprar un par de veces a la semana en el supermercado sin caer en una cruel enfermedad, para respirar 60 veces por minuto, para soportar una traición, para distinguir los colores del arco iris, para conducir el coche sin tener accidentes, para sentirte millonario con las cuentas en rojo a fin de mes, para disfrazar un gatillazo, para sentirse joven cuando necesitas sentirte joven o viejo cuando necesitas sentirse sabio, para conocer el lenguaje secreto de las palabras, para conciliar el sueño, para comprarte unas gafas de cerca, para que la piel se te ponga carne de gallina...
    Rafa, como te decía, sirve para casi todo...hasta para quitarte un dolor de muelas. Comprueba cuando eso ocurra y lee Canto General de Neruda. Mano de santo.
    Un abrazo compañero

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  3. RAFA, UN POEMA COMO TANTAS OTRAS COSAS RELACIONADAS CON EL ARTE, SIMPLEMENTE SIRVE PARA INMORTALIZAR CUALQUIER TIPO DE SENTIMIENTO, YA QUE TODO CAMBIA EXCEPTO LO QUE QUEDA PLASMADO EN PAPEL, PIEDRA O LIENZO.
    ESPERO QUE NO NOS ESTEMOS VOLVIENDO UN POCO PEDANTES CON TANTA REFLEXIÓN.
    UN ABRAZO A TODOS

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  4. Carlum, ten en cuenta que las reflexiones a medianoche son pura psicodelia somnolienta. Hay que valorarlas en su justo sentido y en su propio marco. Se trata de psicodelia producto de una conciencia hipóxica por déficit temporal de sueño. Por tanto, en este trance no somos pedantes; en todo caso, nos encontramos en una situación premórbida pero normal. De hecho, al día siguiente, por la mañana, si el remedio del sueño reparador ha realizado su función, nos levantamos amnésicos de ese trance prepatológico reflexivo. En cambio, actuamos bajo la influencia del trance diurno denominado psicodelia colectiva, a saber: situación amnésica producida por un estado duradero de anoxia reflexiva consciente en los sujetos pertenecientes a una comunidad. Esta sí es una situación patológica, más pedante, más hipócrita y más extendida, si cabe, en nuestra sociedad. Por tanto, si el título de este blog fuera "Reflexiones a mediodía", otro gallo cantaría. Entonces sí nos moveríamos en el unívoco sentido de la pura psicodelia colectiva.

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  5. Gracias Ego Barsovia. He decidido guardar tus sabias palabras para utilizarlas cada vez que me pregunten por qué le he puesto ese título al blog. Sólo quiero hacer inciso en un pequeño detalle: No se llama Reflexiones a medianoche, sino Reflexiones a media noche. Y el motivo es porque al escribirlo en dos palabras refleja más el tiempo al que me refiero, que es desde las caída del sol hasta las cuatro de la madrugada.
    Por todo lo demás, nunca lo podría yo haber expresado mejor.
    Recomendación para Carlos. Una de las reglas que me auto impongo es que lo que escribo por la noche no lo retoque por el día, pues la luz del sol todo lo cambia, incluso nuestros pensamientos.

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  6. Pues benditas reflexiones a media noche. Un saludo.

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  7. Hola Rafa,veo que vales para poeta o como mínimo escritor, pero espero que nunca cambies de trabajo ni de tu gran afición ( deporte ), porque entonces si que perderíamos un buen valuarte. Eres un fenómeno y espero seguir aprendiendo cosas de ti. Gracias por el enlace a nuestra ( tu ) página web. Un abrazo de tu amigo keke.

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  8. Amigo Keke y respetado entrenador:

    Te agradezco palabras tan halagadoras, seguramente inmerecidas por tu desmedida. Mi intención siempre fue, es y será apostar por el deporte como medio educador y socializador, transmisor de los correctos valores que tanto hacen falta en estos tiempos que corren. Por supuesto yo nunca me iré del deporte, si bien pudiera ser que mi participación en él desde la profesionalidad se redujera al campo de la participación desde el voluntariado. Y no por flaquear mi convicción, sino porque me acerco a los treinta años de dedicación casi exclusiva a tan difícil tarea en sus comienzos y yo desearía iniciar una nueva andadura por otros senderos aún no explorados.
    Con respecto a lo de dedicarme a la escritura, me temo que va a ser que no. Tan sólo disfruto aporreando el teclado por las noches aprovechando que aún no existe una ciberpolicía que persiga a los profanadores de la buena escritura.

    Todo maratoniano que se precie debe saber marcar el ritmo de carrera adecuado que le permita cruzar la meta. Los sobreesfuerzos llevados más allá del límite por atletas que se obcecan con alcanzar metas lejos de sus posibilidades, suelen acabar en graves lesiones de por vida. Hay que saber parar a tiempo.

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