Una pregunta me suscita la reflexión esta bella noche de agosto con la luna a punto de plenilunio por testigo.
¿El ser humano necesita de un entorno propicio para su mejor desarrollo personal?
Desde mi punto de vista es evidente que el hombre necesita ubicarse en un terreno de juego que le ofrezca, cuando menos, posibilidad de desarrollarse en el más amplio sentido de la palabra. Es cierto que la capacidad de adaptación al medio nos permite sobrevivir en muy desfavorables circunstancias, sin embargo, difícilmente podemos prosperar en lo personal cuando nos vemos obligados a adaptarnos a unas condiciones que nos coartan la libertad de acción y, por consecuencia, de desarrollo.
Sé que a muchos de vosotros se les está ocurriendo en estos mismos instantes el ejemplo de: -la libertad en el hombre es inalienable. Ni siquiera las rejas o la opresión podrán encarcelar el alma. La libertad está en nosotros-. Igualmente podríamos aplicarlo al desarrollo personal del individuo, ¿verdad?
Contrariamente, yo insisto en la necesidad de rodearnos de un entorno favorecedor que, al menos, nos permita obtener la materia prima, aunque después nos cueste esfuerzo y sudor moldearla a base de vueltas en el torno. Sólo así se explica que alguien, cuyos treinta primeros años han trascurrido en un mismo lugar, haga las maletas para irse a un nuevo destino en el que cambiar radicalmente su manera de vivir.
El Mundo es un escaparate de realidades de diferentes tamaños y formas. Partiendo de ahí, sólo nos queda dos opciones: probarnos unas y otras hasta encontrar la que mejor nos quede. O quedarnos con la nariz pegada al cristal mientras otros se comen la piruleta.
¿El ser humano necesita de un entorno propicio para su mejor desarrollo personal?
Desde mi punto de vista es evidente que el hombre necesita ubicarse en un terreno de juego que le ofrezca, cuando menos, posibilidad de desarrollarse en el más amplio sentido de la palabra. Es cierto que la capacidad de adaptación al medio nos permite sobrevivir en muy desfavorables circunstancias, sin embargo, difícilmente podemos prosperar en lo personal cuando nos vemos obligados a adaptarnos a unas condiciones que nos coartan la libertad de acción y, por consecuencia, de desarrollo.
Sé que a muchos de vosotros se les está ocurriendo en estos mismos instantes el ejemplo de: -la libertad en el hombre es inalienable. Ni siquiera las rejas o la opresión podrán encarcelar el alma. La libertad está en nosotros-. Igualmente podríamos aplicarlo al desarrollo personal del individuo, ¿verdad?
Contrariamente, yo insisto en la necesidad de rodearnos de un entorno favorecedor que, al menos, nos permita obtener la materia prima, aunque después nos cueste esfuerzo y sudor moldearla a base de vueltas en el torno. Sólo así se explica que alguien, cuyos treinta primeros años han trascurrido en un mismo lugar, haga las maletas para irse a un nuevo destino en el que cambiar radicalmente su manera de vivir.
El Mundo es un escaparate de realidades de diferentes tamaños y formas. Partiendo de ahí, sólo nos queda dos opciones: probarnos unas y otras hasta encontrar la que mejor nos quede. O quedarnos con la nariz pegada al cristal mientras otros se comen la piruleta.
RAFA, LO DE LA LIBERTAD DEL ALMA ES DEMASIADO METAFÍSICO, Y TODOS SABEMOS LO QUE ES ESTAR ESCLAVIZADOS A UNA HIPOTECA, UN HOSPITAL, NOSOTROS MISMOS O MIL EJEMPLOS MÁS.
ResponderEliminarSÍ QUE ES VERDAD QUE CUANDO SE NECESITA CAMBIAR DE AIRES, HAY QUE HACERLO INMEDIATAMENTE, PERO HAY QUE TENER EN CUENTA QUE CAMBIA EL PAISAJE PERO EL INDIVIDUO SIGUE SIENDO EL MISMO, LO QUE REQUIERE EXAMEN DE CONCIENCIA EN PROFUNDIDAD.
Y RESPECTO A LO DE LA PIRULETA, ESTOY EN COMPLETO DE ACUERDO CONTIGO. LAS OPORTUNIDADES O SE COJEN CUANDO PASAN O ADIOS......UN ABRAZO AMIGO
Carlos, en este caso, siento no estar plenamente de acuerdo contigo. Insisto en la particularidad de que el entorno interviene en el desarrollo de la persona, por tanto cambiando algunos de los elementos del entorno debe favorecer un desarrollo diferente, para mejor o para peor. Sin embargo, si se cambia de entorno y no hay variación en el desarrollo es porque hay algún tipo de problema que se nos adhiere a la mente y a pesar de cambiar de paisaje en nuestra cabeza seguimos manteniendo el mismo.
ResponderEliminarAmigo Carlos, por propia experiencia, he llegado a la conclusión de que es fundamental meterse cada día en la duche y limpiarse de impurezas físicas y psíquicas para salir de ella saneados en todos los sentidos. Ya lo escribí en algunos de los primeros artículos: --el buen deportista debe tener suficiente capacidad para reeducarse táctica y técnicamente a lo largo de su vida deportiva.
Pues en la vida como en el deporte, -reeducación.
Busca un cielo nocturno cuajado. Párate a contemplar sus luces con la avidez de un niño. Fíjate en esa estrella fugaz que pasa. Ahora, pide un deseo. Pero no lo digas. Dedícale el esfuerzo necesario para que crezca: hora tras hora. Y contempla de vez en cuando el escaparate atiborrado, ése que tanto te gusta. Un buen día, introduce la mano lentamente y cómete la piruleta extasiado. ¿A que está muy rica? ¡Enhorabuena! Lo has conseguido. La templanza de un deseo es más fuerte que uno mismo. Mucho más fuerte.
ResponderEliminarSolo quisiera decirte que nacemos persona, y que es verdad que el entorno hace que podamos ser de una u otra manera. Todo lo que somos nos lo va enganchado el entorno que nos rodea. Cuando el lastre que arrastramos, impuesto por otros para nuestro bien, nos asfixia y nos hace que reflexionemos, es la hora de ir dejando estos bienes impuestos para escoger los que nosotros necesitamos. En cuanto al lugar físico donde te encuentres, es indiferente, ten en cuenta que siempre estará por descubrir, es infinito. Siempre estamos en camino. Somos personas no personalidades y mucho menos de escaparate. Caminar buscando la verdad de nuestra esencia es lo mejor que le puede suceder a una persona a un ser humano.
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