miércoles, 2 de febrero de 2011

A ras del cielo y el suelo



…me adelanté zigzagueando, entre los que hacían cola para que les firmara un libro, hasta quedarme a no más de cuatro metros de él. Observarlo a corta distancia me permitió ver las facciones de un rostro curtido por los muchos años vividos y que reflejaba cierta serenidad. Voz grave de cuenta cuentos y una permanente sonrisa seductora que atraía al sexo femenino y simpatizaba con el masculino. Una persona de lo más normal, pese a haber obtenido el premio Planeta 2011.
Terminada la presentación de “Riñas de gatos”, de Eduardo Mendoza, casi sin darme cuenta acabé incluido en un grupo compuesto por un profesor de idiomas, un pintor, un historiador y el menda, polucionador de folios virginales. Culebreamos por algunas estrechas calles del Casco Antiguo para ir a parar a una vieja tasca en la que dimos buena cuenta del tapeo cordobés. Y, allí, en aquella antigua mesa de madera, de aquella añeja construcción, encontré la exclusividad que había venido a buscar. Hermosa tertulia de todo y de nada que, al menos a mí, me enriqueció el alma.

Continuamente andamos a la búsqueda de nuevos dioses a los que venerar, y de los que obtener un gesto de complicidad que nos eleve a las alturas. Evadirnos a toda costa de la simplicidad rutinaria para poseer el don de la exclusividad. Y mientras nos obcecamos con los brillos, por nuestras narices pasan desapercibidos los áureos momentos de la vida que verdaderamente nos hacen tocar el cielo con las manos.

6 comentarios:

  1. Suena muy bien, y no precisamente a "riña de gatos". ¡Pero que muy bien!
    ¡Se saluda!

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  2. Por cierto, se me olvidaba, acerca de Eduardo Mendoza, y sin haber leído su última novela "Riña de gatos": si tenéis ocasión, deleitaros con la lectura sosegada de su entremés titulado "Sin noticias de Gurb". Se os escaparán más de una sonrisa, estoy casi seguro.

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  3. Al leerte me reconforta pensar que hay vida más alla de lo que algunos nos quieren hacer ver.
    TAMIZ.
    Parece en algunos momentos que todo gira en torno a la crisis y a Belén Esteban.
    Por suerte en una tasca del casco antiguo, sentado en una vieja mesa de madera, junto a personas que realmente tienen algo que decir, se puede alcanzar la exclusividad. He de confesarte que al imaginar la escena cierta envidia se apodera de mi.
    Regreso del viaje tertuliano al teclado.
    Los dioses, los brillos, mal asunto.
    La sabiduría se encuentra instalada en las personas, que tamizando los momentos de la vida, encuentran los que son realmente importantes. La caricia a tu perro y la correspondiente mirada de agradecimiento y lealtad pueden hacernos tocar el cielo.
    Un saludo.

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  4. Estimado Ahechadero: La belleza de lo singular, la exclusividad de lo sencilla y llanamente natural. ¡Qué bello, qué simple y qué rematadamente difícil! Y cada vez lo es más. Aunque ése sea el sendero tamizado que nos lleva a la rara belleza de lo cotidiano. En el día a día nos encontramos con nuestra soledad diaria, nos gustamos y nos rechazamos. Y en ese quehacer diario encontramos algo, de vez en cuando, distintamente extraño que nos llena. Aunque sea el hálito de la brisa fresca que pasó hace tan sólo un rato. Y que hizo sentirme extrañamente raro, más pleno y más redondo el día, si cabe.
    ¡Un saludo!

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  5. Pienso que los momentos que llenan nuestra vida de forma placentera están ahí, pero vamos tan rápidos en esta vida acelerada que nos ha tocado vivir que no somos capaces de apreciar esas pequeñas cosas, ese pequeño gesto que nos puede ayudar a conseguir ese puntito de felicidad que siempre anhelamos y no somos capaces de ver, entre otras cosas, porque no está expuesto en ninguna vitrina con una etiqueta que le de valor material.

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