La Puebla de la Parrilla nos daba una singular bienvenida ente picudas aves apostadas en el campanario y una bellísima plaza de arquitectura modernista, que tiene la fortuna de poseer un bonito diseñado vanguardista de su arquitecto. Atraídos por el ambiente distendido del grupo nos hemos dejado arrastrar hacia una presentación anómala, con la que hemos disfrutado enormemente.
Gracias a todos.
P.D. Hoy he recibido la llamada de una lectora que, tras haber leído el libro, se ha impresionado mucho con La Maldición. Hoy, durante la jornada de trabajo, ha podido ver a un cuervo sobrevolando la zona. Preocupada me ha dicho que se le ha quedado mal cuerpo. Querida amiga, no seré yo quien niegue la existencia de las maldiciones, tampoco quien las confirme. Sólo te puedo decir que la mejor forma de luchar contra ellas es confiando en ti misma. Respetar las creencias de cada cual y no tener miedo a nada nos armará con una coraza que nos protegerá de cualquier condenación al oscurantismo.
Felicidades Rafa, veo que todo va viento en popa.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias Carlos. Nunca imaginé que La Maldición... me daría tantas alegrías.
ResponderEliminar¡Bonita La Parrilla! ¿Verdad?
ResponderEliminarUn saludo.
Muy bonita. El centro urbano concebido para las personas y no para los vehículos. El diseño de la torre de la iglesia es innovador, incluso en la actualidad. Lo más curioso es la gran diferencia que existe con respecto al los tres poblados restantes.
ResponderEliminarSí señor, muy bonita.
Por suerte, querido Rafa, allá por donde pasas no veo maldición alguna. Al contrario, sólo veo bienaventuranzas. Quizás tu literatura esté cargada de maldiciones -ése es su género-, pero no así la estela de brillantina que le sigue.
ResponderEliminar¡Un saludo!
Gracias amigo Ego Barsovia. Dicen que los ojos ven el exterior del color del interior. Si tú ves esa estela de brillantina será porque tú eres en tu interior puro brillo.
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