jueves, 20 de mayo de 2010

Islas en medio del océano


Se hace muy raro entrar en un establecimiento y encontrarte de frente a dos monjas ataviadas con unos hábitos que sólo dejar ver parte de sus caras. Aún se hace mucho más raro verla mirar con recelo la roja luz de un láser mientras pregunta atemorizada a la dependienta si es algún tipo de alarma o si “eso” le podía hacer algún daño. Es increíble que una persona se retire del mundanal ruido un par de décadas, pues la mujer no creo que superara los cuarenta años, y al salir se encuentre perdida entre tecnologías, ropas y demás avances de una sociedad moderna de confort, o una sociedad insostenible del K-OS.
Y, aunque estemos hablando de rarezas, no fue precisamente rara la expresión de las mujeres que se encontraban allí, en el mismo comercio, y que miraban a las monjas con respeto y admiración. Me pregunto si esas mujeres hubieran sido musulmanas y hubieran llevado los atuendos, de los que tanto se hablan en estos días, ¿a las que miraban les hubiera cambiado la expresión de admiración y respeto por recelo y desaprobación?
Si pretendemos modernizar la sociedad deberíamos empezar por tolerar y ser tolerados. Respetar a otras culturas y que, esas culturas, respeten la nuestra. Pero me temo que eso cada vez será más imposible porque el sistema de vida insostenible al que vamos abocados nos obligará a guerrear por todo para sobrevivir.Siempre sentí mucha pena por aquellas personas que voluntariamente encierran sus vidas entre cuatro muros, sin embargo, ahora he sentido un poco de envidia por pensar que ellas están encerradas en un mundo que ellas mismas se han fabricado levantando altos muros que las independicen de la vorágine de la sociedad de la normalidad

2 comentarios:

  1. Tal vez cuando nos damos cuenta del tipo de sociedad que tenemos, de los valores imperantes, del quitate tú que me pongo yo, de la dura competencia que nos enseñan desde niños, tienes que tener más y más, poseer cosas, muchas cosas. Ser el mejor en todo, sin importarte a quién pisas, el número uno, competencia....
    Quizás haya personas que le digan al maquinista: "por favor pare el tren que yo me bajo". Que levanten altos muros para defenderse del exterior. Que se metan en su concha para no sufrir los rigores de la interperie.
    Cuantas veces hemos anhelado desaparecer, no ser vistos, pasar desapercibidos. No nos interesa el rollo de esta sociedad.
    Pero todo esto es muy complicado. Supongo que tenemos un gen que nos hace ser gregarios y seguir la manada, aunque ésta esté desbocada.
    Un saludo

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  2. Rafa, buena la reflexión "Islas en medio del océano". Impecable el comentario de Ahechadero.
    Un saludo a todos.

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