lunes, 19 de abril de 2010

Metamorfosis


Aunque todos compartamos el calor de un mismo sol, que calienta una misma Tierra, no todos vivimos en la misma realidad. Lo que realmente está pasando en nuestro entorno viene determinado por la interpretación que cada cual le aplique. Es por lo que sería muy atrevido aventurarnos a opinar de lo que está bien o mal, de lo correcto e incorrecto, de lo apropiado y lo inapropiado. No es más cuerdo el que sigue un patrón generalizado, ni más loco el que desborda lo límites de lo usual para extenderlos más allá de lo inhabitual. Estoy seguro que, en cierta medida, todos tenemos en algún momento pensamientos por los que, de hacerlos públicos, seríamos tildados de extravagantes, por consecuencia, raros, locos o desechos sociales.

Aboguemos por el bohemio que fiel a si mismo vive en la más cuerda locura; por el marginado que sin miedo a la soledad se abre a la universalidad de sus anhelos; por el hippy que reniega de la opulencia para vivir en la más enriquecedora pobreza de lo natural.

A partir de ahora comencemos nuestra propia metamorfosis para renacer cual crisálida abierta a un nuevo mundo, sin despreciar lo vivido.

Por cierto, no os apresuréis a llamarme plagiador, que ya lo digo yo. Esta reflexión de hoy podemos verla muy bien representada en la "Metamorfosis" de Franz Kafka, aunque algunos se empeñen en considerarla una obra resultada de un Kafka desquiciado por el desamor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario