Nunca he sido apasionado de aquel arte que necesite de un título para explicarlo, y que a pesar de ello su apreciación y disfrute me provocan una pobre impresión, que es la que la obra en cuestión me transmite. Pero, sí he sido lo suficientemente curioso como para buscar explicación a ese arte que me produce desconcierto por su antagonismo con el realismo.
Hace unos días, por fín, tuve la oportunidad de visitar la Casa-Museo de Picasso. A pesar de que me lo venía oliendo e intenté poner toda mi atención y comprensión para admirar las obras que con mucho esfuerzo e imaginación debería interpretar, terminé acelerando la visita por ser incapaz de continuar haciendo el paripé de disfrutar admirando obras que lo único que me provocaban era aburrimiento.
Al salir del museo no pude por menos que sentir vergüenza de mi ignorancia por ser incapaz de interpretar a un gran genio de nuestra Tierra como ha sido el malagueño, Pablo Ruiz Picasso.
Unos días después, y con motivo de la reciente pérdida de Miguel Delibes, me traje de la biblioteca dos grandes obras literarias de este magnífico escritor: Cinco horas con Mario y Los Santos Inocentes.
¿Que les puedo decir de estas dos grandes obras ...
No hay la más mínima duda sobre mi burro bagage cultural, por lo que está debidamente justificado la pobre apreciación que hago sobre el arte abstrasto. Y, por ello, con la única intención de aprender algo de esta reflexión he decidido buscar respuesta a las siguientes preguntas:
¿Quíen decide sobre la valoración del arte abstrasto para encumbrar de genio a su autor o tildarlo de estúpido?
Por otra parte, si existen pautas para la apreciación del arte, ¿por qué los expertos en la materia no son capaces de diferencias un auténtico lienzo abstracto de un lienzo manchado por las manos de un niño?
Espero vuestras respuestas.
¿Quién decide sobre lo que nos interesa a la humanidad?
ResponderEliminarHay manipulación interesada y consciente para que los ABUSADORES se aprovechen del resto de seres humanos. Cuando hablo de abusadores me refiero desde las grandes multinacionales y mandamases económicos y políticos hasta el vecino que te quiere vender la burra coja.
También hay manipulación inconsciente, la de la persona que cuenta un bulo a otra, y ésta a otra, hasta que la mentira se convierte, de tanto escucharla en verdad. O al menos eso creen desde el segundo eslabón de esa cadena mentirosa.
Con los años, y la experiencia que te dan, no te crees a los genios. A lo mejor lo son...¿o no? (como diría Rajoy).
No diré yo que Picasso y tantos otros no son unos genios.
No diré yo que Jorge Javier Vázquez y Belén Esteban no son unos genios.
Pero como me vendieron la burra en muchas ocasiones, NO ME CREO NADA...
Un saludo.
Amigo ahechadero, cada vez que nos vendan una de esas burras, debemos aprender de ello, pero, no para vivir en la desconfianza, sino para vivir en la cada vez más certeza que da la experiencia.
ResponderEliminarEl arte es el arte, y no más. Quizás, la confusión venga de que haya personas que quieran infundir en el arte algo más de lo que simplemente es: arte para disfrutar del arte. Y se disfruta de lo que a uno le gusta, y ya está. Yo disfruto de lo que me gusta y me gusta lo que me gusta. Así de simple. A mí me puede gustar un verso, una novela, una pintura, un objeto o una persona en concreto, y otras muchas no, o sí. Las coordenadas que indican por qué me gusta o por qué no ni las sabemos ni tampoco creo que haya que saberlas. Simplemente pertenecen a uno mismo, a lo más intrincado de nuestro ser: pertenecen a nuestra singularidad de más de seis mil millones de personas que habitamos actualmente el planeta tierra, y de otras tantas mil millones que lo habitaron, y otros tantos más que lo habitarán en un futuro. Entre tanta diversidad de gustos nos hallamos cada uno de nosotros. Y después nos empeñamos en simplificar las cosas, en reducirlas a una formulita que mágicamente nos explique la oceánica diversidad de todo lo que queramos analizar. "Somos lo que somos y estamos los que estamos".
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